Don martin amas
Irun (11-01-1863) - Las Heras (16-01-1927)
Nacido el 11 de Enero de 1863 en Irun (Gipuzkoa), vino el
señor Martín Amas, con sus señores
padres, a los 2 años de edad. Sus padres don Francisco Amas y doña Martina Arbeley
(ambos Baskos), quienes habían
tenido otro hijo, a los pocos años de encontrarse en esta, mandaron a su hijo
Martin a que adquiriese conocimientos educativos, y así fue como nuestro
biografiado cursó sus estudios elementales y comerciales. Pasó algún tiempo
cuando, aún chico, empezó a trabajar con sus señores padres en las tareas de
tambo en Merlo, estando en ese punto y dedicado a tales faenas hasta la edad de
20 años.
Su gran espíritu de lucha, su invariable condición de
forjador de progresos, lo indujeron a proseguir cada vez con más energías en la
sana empresa que constituía la lucha diaria; fue uno de esos hombres dedicados
y voluntariosos para cualquier clase de trabajos por difíciles que fuera, y esa condición se
arraigó tanto en él, que ante los numerosos ejemplos de los trabajadores que en
una u otra manifestación dejaban al descubierto el monumento de sus esfuerzos
pacientes, más vigorizaba su temple el hombre resuelto, ganando trecho a trecho
la senda codiciada.
Es grande el malestar de la sociedad el día que los hijos de
los aldeanos empiezan a perder la afición a los campos, en que los marinos
abandonan el mar, en que las hijas de los obreros en la esperanza de ser
tomadas como rentistas, prefieren ir solas por la calle a ir del brazo de sus
buenos padres, pero mejor, y con la mira de elevarse, se contentan primero con
las funciones más modestas cumpliéndolas a conciencia.
Tal cumplimiento lo llevó a cabo el señor Amas, trabajando con verdadero ahínco y
sin vanidad ninguna, ya que sabía que el trabajo es una necesidad debe ser
tanto para los ricos como para los pobres, puesto que es una ley irreductible
de la vida. Sin el trabajo mueren las fuerzas, los organismos y el cerebro
permanece como embotado ante la inacción, que no es otra cosa que una condena
de muerte que va cumpliendo su cometido lenta y diariamente. El trabajo como
virtud debe elevarse en todos los hogares, es la más grande virtud que puede
cuanto que para el país que el hombre deja hasta la esperanza para llevar a fin
honroso nuestro bienestar, última gota de su sudor, para engrandecerla, para enriquecerla.
Por eso don Martín pasó de Merlo a Marcos Paz donde trabajó
con tambo por su cuenta, permaneció 5 años, trasladándose de ahí al partido de
Lobos, para seguir en los mismos trabajos, quedándose en ese punto unos 5 años.
Finalmente se radicó en el partido de Las Heras en donde en
1904 construyó el almacén de Ramos Generales “Los Vascos” donde los vecinos de la zona hacían sus compras y se reunían
para jugar a la pelota vasca (Junto con sus nietos varones ya de grande,
atendía el almacén y la carnicería) y en el año 1907 fundó “La Margarita”, que se
ubicaba en el cuartel 1° de Las Heras, se componía de 13 cuadras, subdivididas en
3 potreros, siendo los pastos refinados y alfalfados. Contaba con una población
de 600 vacas Duram, que producía 1.600 litros de leche, que se recogía
diariamente.
Vivía así, rodeado del afecto de sus hijos: Catalina (1889),
Martín (1890), Cecilio Juan (1891), Luís
Marcos (1893), Margarita (1894), María Victoria (1895), Luisa (1897), Martín
(1898), Clara Marcelina (1900), Martina Angela (1901), Fermina (1902),
Marcelino Ignacio (1904), Isabel Silvia (1905), Rosa Esther (1910), Francisco
César (1912), y Lilia Margarita (1914) y un último hijo que falleció al nacer
junto a su madre a los 47 año el 19 de noviembre de 1919. Todos ellos buenos
hijos, obedientes y educados, los que siguen la vida ejemplar de su padre, cuya
compañera inolvidable, que fue su señora esposa doña Margarita Quillehingue,
falleció en 1920. Se habían casado en Lobos el 7 de Abril de 1888, a los 25
años de Martín y tan sólo 16 de Margarita.
A parte de ser un hombre dedicado a tareas tan continuas, el
señor Martín Amas educó con esmero a sus hijos, pues ya se sabe que por lo
mismo que el niño es el porvenir, hay que unirle al pasado por la prosperidad. Debemos
revestirle la tradición en las formas más prácticas y susceptibles de originar
una impresión grande. De aquí el lugar excepcional que debe tener en una
educación y en una casa los antepasados, el culto del recuerdo y por extensión
la historia del hogar doméstico.
Cumplimos principalmente un deber para con nuestros hijos
cuando en todo cedemos el puesto principal a los abuelos, nada habla tan enérgicamente
a un hijo, ni desarrolla más en él los sentimientos de modestia, que ver a su
padre, observar en todo momento o con el viejo abuelo, una actitud respetuosa.
Para que tenga toda su fuerza, es necesario que en la casa reine un acuerdo tácito
entre las personas mayores, a los ojos del hijo, todos son solidarios, están obligados
a respetarse, so pena de comprometer la autoridad educadora.
Si la sencillez del corazón es condición esencial del
respeto, la sencillez en la vida es su mejor escuela.
Eduquemos, por tanto, a nuestros hijos sencillamente.
Hagamos de ellos hombres independientes y sólidos con los que se pueda contar
que no se venderán por un poco de bienestar, y que sin embargo tendrán más que
nadie la probabilidad de ser dichosos. Cuando en la Marcha Laboriosa como la
del señor Martín Amas, nuestro corazón comience a latir, rindamos a la
esperanza nuestro mejor homenaje. Los hombres que como él, logran, tras de
múltiples afanes, formar una posición sólida, merced a su capacidad, merecen el
respeto y la admiración pública.
Martín Amas sobrevivió a su esposa 8 años y falleció el 16
de enero de 1927 de cáncer. El boliche “Los
Vascos” pasó a manos de su hijo Marcelino Ignacio y “La Margarita” a manos
de su otro hijo Luis Marcos. Hoy es propiedad de su nieto, Luis José Amas.
Centro
Basko - Zazpirak Bat
General
las Heras
Buenos
Aires - Argentina
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